Wednesday, May 22, 2019

Reflexión sobre Bolívar por Indalecio Liévano Aguirre


               Esta biografía de Simón Bolívar ha sido el reto más grande de mis habilidades en español. El libro casi llega a 700 páginas y tuvo muchísimas palabras que eran nuevas para mi en el español. Algunas aprendí, algunas olvidé y otras salté. Yo leí este libro porque se dice que es el mejor libro de su vida y yo puedo decir al menos que es un libro muy completo, aunque me sentía que cubre muy rápido el fin de su vida. Me gustó el lenguaje que usa el autor, pero me parecía que él usa demasiadas citas de los personajes, cuales, aunque necesarias, son muy difíciles leer. Pero eso es más un problema personal.
               Simón Bolívar cuando era joven tuvo problemas con la autoridad y una admiración de Napoleón. El siempre tenía un sentido de su destino, supuestamente declarando frente las ruinas de Roma que iba a librar América del yugo español. Cuando empezó la revolución en Venezuela en 1810, Bolívar solo tenía 26 años. Como un criollo adinerado, Bolívar se unió con la revolución y se promocionó a coronel. No obstante, su suerte no era tan grande y él perdió Puerto Cabello en 1812. Este fue su primer encuentro con Francisco de Miranda, quién negó enviarle refuerzos. Poco después, Miranda (conocido como “el precursor” por su apoyo de independencia antes de Bolívar) firmó un acuerdo de capitulación con los españoles. Viendo eso como traición, Bolívar y otros oficiales jóvenes arrestaron a Miranda y le entregaron a los españoles. Aunque algunos ven esta acción como cuestionable moralmente, tiene mucha lógica para mí. Si uno quiere seguir con la revolución, hay que castigar o despedir los líderes que no quieren, y eso fuer una manera de hacerlo.
               Muy pronto, Bolívar ganaba influencia y poder como un caudillo que ganó a las ciudades de Mérida y Trujillo en Venezuela, donde le nombraron “el libertador”. El 15 de junio de 1813, Bolívar declaró “La Guerra a la Muerte”, diciendo que “españoles y canarios, contad con la muerte aun siendo indiferentes si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida aun cuando seáis culpables.” La Guerra a La Muerte me recuerda del Gettysburg Address de Abraham Lincoln. En las dos declaraciones, lideres de un movimiento social cambió los lineamientos en que se luchaba una guerra. Para Bolívar, fue por mostrar que esta guerra esta en contra de los españoles, no solamente una revolución de las clases privilegiadas. Esto fue muy importante porque en ese momento los españoles estaban intentando ganar el apoyo de los indios, mestizos y esclavos en contra de los criollos que dirigían la revolución. En el Gettysburg Address, Lincoln hizo el mismo, declarando que el propósito de la Guerra Civil de Estados Unidos fue librar los esclavos, cambiando el motivo de la guerra para ser más favorable moralmente a su propio lado. Las dos declaraciones muestran la utilidad de usar política para avanzar los propósitos de uno en guerra. En agosto, Bolívar tomó a Caracas y al fin de 1813, Venezuela fue libre de españoles.
               En 1814, Bolívar entró a Bogotá, librándolo de otros rebeldes y planeaba ir a Cartagena para conquistar la ciudad libre que le oponía. Sin embargo, en 1815 decidió ir a Jamaica, una muy buena decisión. Viéndose como un punto de controversia, Bolívar decidió renunciar sus cargos mientras todos peleaban dentro del movimiento revolucionario. Esto tuvo efectos muy buenos para su carrera. Primero, dejó que el quedara una figura unificadora y no uno de un grupo grande de caudillos peleando para el poder e influencia. Segundo, evitó compartir el destino de Cartagena, que fue la ciudad a cuál llegó “el pacificador” Pablo Morillo, quién conquistó la ciudad con la armada y ejército más grande en la historia de Sudamérica hasta ese punto y ejecutó los lideres de la rebelión de Cartagena. Se pueden ver estatuas de ellos cerca el centro de convenciones hoy en Cartagena. Es un momento muy fuerte de la revolución, cuando España muestra de nuevo su poder después de haber resuelto la ocupación napoleónica. Me recuerda de la conquista de Nueva York en la Guerra Revolucionaria de Estados Unidos, aunque este hecho pasó muy tarde, ya con 5 años de revolución cumplidos.
               Hasta este punto, Simón Bolívar solo era uno de varios caudillos luchando en América. No fue el único ni el más influyente en América, ni los Andes, ni Colombia. Sin embargo, fue el único caudillo que ganó asistencia extranjera para sus esfuerzos. Después de un intento de algunos asesinarlo, Bolívar huyó a Haití, donde el presidente Petión acordó apoyarlo. En 1816, Bolívar llegó en Venezuela y empezó, con su asistencia haitiana, a cumplir con su promesa a Petión de librar los esclavos de América. Fue su apoyo de todos americanos, aún los que no eran criollos, que permitió Bolívar defenderse contra la rebelión de Manuel Piar, quién quería más derechos para mestizos en el nuevo régimen, y fue ejecutado por Bolívar, quien dijo “he derramado mi sangre”.
               Bolívar libró a Angostura en 1817 y decidió en 1819 proceder hasta Colombia (Nueva Granada), donde ganó la batalla de Boyaca, librando aún más territorio. En fines de 1820, Bolívar firmó un acuerdo con Morillo (quien solo poseía entonces Caracas y algunos más territorios en Venezuela) que dejó a Morillo volver a España y reconoció la independencia de Venezuela y Colombia. Miguel de la Torre quedaba con los restos de las fuerzas españolas, a cuales venció Bolívar en la batalla de Carabobo en 1821. En este punto de triunfo, se empezaron a ver diferencias grandes entre Bolívar, el libertador de Venezuela y Colombia, y Francisco de Paula Santander, el hombre de leyes que había ganado mucha influencia en Colombia. Santander quería que Colombia aprovechara de las riquezas de Venezuela, que se había conquistada, generalmente, con fuerzas colombianas. En lugar de eso, Bolívar convenció a Santander apropiar los fondos para un ejército libertador, que siguiera al Perú.
               Después de las batallas de Bomboná y Pichincha, Bolívar entró a Quito el 16 de junio de 1822. Seis días después de su entrada, Bolívar se encontró con Manuela Sáenz, el amor de su vida. Bolívar se había casado antes, cuando era joven, pero su esposa murió y Manuela lo captó. El autor escribe muy lindas palabras sobre su romance. En Perú, Bolívar reunió con José de San Martín en la Conferencia de Guayaquil, donde decidieron que Bolívar pudiera atacar los demás españoles que quedaban en Perú. Bolívar y San Martín tenían muchas diferencias. Esencialmente, Bolívar era un apoyador de una revolución social mientras San Martín solo quería una revolución política. San Martín quería mantener el poder de la clase criolla y Bolívar quería empoderar los pobres de América, especialmente los esclavos, los indios y los mestizos. No acordaron de nada. El acuerdo que quería Bolívar, “la unificación del hemisferio una alianza de los “pueblos”, … suponía el quebrantamiento de la tradicional primacía de las clases dominantes…” San Martín, un miembro y apoyador de las clases dominantes nunca habría dejado pasar eso. Sin embargo, Bolívar siguió a ganar los españoles en la batalla de Junín y su cercano amigo y general subordinado Sucre ganó a los españoles en Ayacucho en 1824, librando Perú, el último lugar de presencia española en América. Argentina, enfrentando muchos problemas internos, dejó de reclamar sus provincias del norte y Bolivia proclamó su independencia en 1825, nombrándose por su libertador.
               El autor anota que al momento de que Europa se estaba centralizándose, convirtiéndose de muchos países a pocos, América del Sur se estaba balcanizando, fracturando en muchos pedazos. El general Páez declaró que Venezuela saliera de la unión con Colombia y Santander envió a Bolívar a resolver el problema. Sin embargo, Bolívar traicionó los deseos de Santander y, en lugar de vencer Páez en el campo de batalla, trató de dar recompensa a él. A pesar de eso, Páez independizó a Venezuela, Y de Gran Colombia, solo quedaba una parte más pequeña. Fue en ese momento que Bolívar llamó a hacer un congreso constitucional para el estado que se llamaba “Nueva Granada”. Este episodio muestra una grave diferencia entre el joven Estados Unidos y si líder, George Washington, y el joven Gran Colombia y su líder, Simón Bolívar. Washington y el gobierno estadounidense lograron aplastar dos rebeliones en los días principales de la historia de su país, el Rebelión de Whiskey y el Rebelión de Shays. Lincoln ganó la Guerra Civil y no dejó salir el Sur de su país. Bolívar y su gobierno en Colombia no lograron controlar Perú, Ecuador y Venezuela. Menos de cien años después, también perdió el país moderno de Panamá.
El Congreso de Ocaña de 1828 fue un fracaso para Bolívar porque negó a las ideas constitucionales que Bolívar había implementado en Bolivia y fracasó su idea de formar una “Federación de los Andes”. Los delegados bolivarianos salieron del congreso y declararon a Bolívar su dictador. Sudamérica enfrentaba problemas gigantescos. Primero, la geografía y la falta de infraestructura hacían muy difíciles el comercio y la comunicación por medio de tierra. Segundo, la Revolución formó sin la institución que la guiara, un “congreso continental” como tenía los Estados Unidos, y a contrario, la revolución de Sudamérica fue dominada por caudillos que controlaban estrías y pedazos pequeños de tierra. Tercera, diferencias raciales y clasistas hacían que los criollos eran una minoría pequeña pero muy poderosa que celosamente guardaba su dinero y su poder. Cuarto, no había un sistema monetario continental, como hizo Hamilton en Estados Unidos, y nadie para hacerlo, dejando el continente fracturado económicamente. Aunque Bolívar era un maestro de la guerra y la logística, fue un fracaso en la política de ese continente y periodo tan fracturado. Después de haberse declarado dictador, algunos intentaron, y fracasaron, asesinarlo. A pesar de este fracaso, Bolívar vio que no tenía el poder que necesitaba. Estaba cansado.
Aunque su general Sucre ganó una guerra en contra de Perú para la ciudad de Guayaquil, Bolívar no podía controlar el país. Se renunció su puesto y urgía a su pueblo, el pueblo hispanoamericano que “permanezcáis unidos para que no seáis los asesinos de la patria y vuestros propios verdugos”. Con esas palabras, dejó la presidencia a Santander y empezaba hacia la costa, enfermo y débil de una vida corta, pero muy aventurada. En su camino, se enteró del asesinato de su amigo Sucre y gritaba “Dios excelso: se ha derramado la sangre del inocente Abel”. Poco después de haber enterado de eso, recibió una carta del mismo Sucre, despidiendo su amigo que no pudo ver en Bogotá, diciendo “Adiós, mi general; reciba usted por gaje de mi amistad las lágrimas que en este momento me hace verter la ausencia de usted.  Sea usted feliz y en todas partes cuente con los servicios y la gratitud de su más fiel amigo, Antonio José de Sucre. Hoy en día, el departamento colombiano de Bolívar queda al lado del departamento Sucre.
El 17 de diciembre de 1830, Simón Bolívar, el libertador de América, murió de tuberculosis en Santa Marta. Yo he visitado el sitio donde quedaba en sus últimos días y el sitio donde murió. La historia de él es una historia muy triste porque es una historia de idealismo y de sueños vencidos y no cumplidos. A pesar de haber ganado al enemigo externo, Bolívar se venció por enemigos internos. Es un cuento en que las fuerzas del mal ganaron en contra de las fuerzas de los pobres, de los pueblos y de los esclavos. Todavía vivimos en el mundo de los criollos que partieron a Hispanoamérica en sus pequeños reinados para regir sobre un pueblo pobre. Me gusta la cita que está en la contraportada del libro, que dice “la esclavitud es hija de las tinieblas, un pueblo ignorante es el instrumento ciego de su propia destrucción”.


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